Editorial

Noticias en australia

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on mucho interés globalmente se ha seguido la noticia de que el Parlamento de Australia aprobó una ley, la primera en el mundo, para que Google y Facebook paguen a los medios por la publicación en sus plataformas de sus contenidos periodísticos. La llamada ley de pagos por contenidos periodísticos surgió tras las investigaciones de la Comisión Australiana de Competencia y Consumo sobre el desequilibrio en los ingresos publicitarios entre las compañías tecnológicas y los medios de comunicación en Australia.

Aunque muchos han levantado dudas sobre cuán escalable es esta medida y cuán real será la compensación de estas empresas por las noticias e informaciones que poblan sus redes, es interesante, sin embargo, el trasfondo y los argumentos que se han enfrentado en este debate, los que sin duda nos acompañarán en los años que vienen.

Los promotores de la ley la justifican en que “garantizará que los medios de comunicación reciban una remuneración justa por los contenidos que generen, lo que ayudará a mantener al periodismo de interés público en Australia”, dijo el ministro del Tesoro de este país, Josh Frydenberg. En otras palabras, el periodismo de calidad, aquel que ayuda a formar ciudadanía, defiende la democracia y aporta espacios de diálogo tiene un costo elevado que debe ser financiado.

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La ilusión de una prensa independiente de alta calidad que pueda ser de acceso universal se ha diluido fuertemente. Si es financiada por el Estado, por muchas cortapisas que se pongan, el riesgo es alto de manipulación política y peores consecuencias. Si se opta por descansar en un grupo cada vez más reducido de medios que deben con sus salas de redacción abastacer de noticias a todo el ecosistema sin poder acceder a suscripciones o compensaciones por el uso de material, el escenario será de información crecientemente débil y espacio para un aumento de las ya fuertes fake news en una primera etapa y la desinformación profunda en la segunda.

Lo que está pasando en Australia es sumamente interesante porque es la primera vez que se legisla y por eso todos los ojos están puestos en cómo se materializará este proceso. Recordemos que ya durante la tramitación se vivieron represalias de algunas de las empresas tecnológicas, las que podrían repetirse al momento de sentarse a negociar tarifas y condiciones.

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